TODAVÍA NO SE VE EL FONDO
Muchos de mis coetáneos creen que Venezuela toco fondo pero
tengo para ellos la muy mala noticia, sin que por ello sea un pesimista
consumado, que a los venezolanos y a Venezuela todavía le falta mucho trecho
para tocar fondo. Veo en muchos rostros una expresión de asombro e incredulidad
y hasta un gesto de desprecio por decir semejante barbaridad. Sin embargo como
evidencia bruta de que todavía nos falta mucho camino que recorrer para tocar
fondo como muchos creen basta con echar una mirada al mundo que nos rodea, ese
mar de naciones y nacionalidades que conforman el mundo. Un buen ejemplo de
referencia para tazar que aún nos falta mucho es el pueblo de Cuba, de un país
con algún futuro pasó a ser uno de los más miserables de América Latina en
donde la ración de comida fue reducida por la revolución a unas 800 calorías
diarias y posteriormente elevada a las 1.200 por las nefastas consecuencias de
tan bestial dieta. Si aún esto no es suficiente porque es charlatanería
imperialista volvamos la vista a los múltiples países aplastados por la antigua
URSS como Ucrania y sus al rededores en donde la pauperización de la población
no tiene precedentes o como la Zimbabue de Mugabe. Todos sin excepción nos
muestran las consecuencias de un sistema que ha fracasado en todos los niveles
convirtiendo las naciones en grupos humanos miserables sin futuro ni
perspectivas en donde lo único seguro es la ideologización e idiotización de la
población y quebrar su espíritu por medio de la política de la distribución de
la miseria.
Sin embargo ante tales demoledores y descorazonadores
argumentos no faltan los que dicen que el venezolano no se va a calar algo así.
El solo pensarlo es una estupidez porque ya desde los inicios de esta maldita
mal llamada revolución se viene diciendo lo mismo “que los venezolanos no se la
van a calar” y sin embargo hoy nos las calamos, y nos las calamos haciendo
colas kilométricas para conseguir un paquete de harina o una botella de aceite
de cocina después de pasar al menos unas 10 horas recibiendo las inclemencias
del clima; nadie pensó que esto iba a ocurrir, pero ha ocurrido y seguirá
empeorando porque nosotros los venezolanos hemos demostrado que de bravo pueblo
solo tenemos la creencia más no la actitud de tal. Mientras persista la opinión
general de que el gobierno va a rectificar, que todo volverá a la normalidad y
que más bajo de lo que hemos llegado es imposible seguiremos hundiéndonos inexorablemente
a peores situaciones y pesadillas que ni remotamente podemos imaginarnos.
No hay expresión más derrotista y conformista que deja al
descubierto ese espíritu combativo que no tenemos que la expresión de
muchísimas personas que después de pasar un sin número de penurias salen de un
mercado reflejando en el rostro la felicidad de haber conseguido un logro de
vida por haber adquirido un paquete de harina y como si esto no fuera
suficiente para mostrar más aún nuestra sumisión frente a un régimen que nos
está marginalizando cada vez más expresan para disimular la cobardía “que menos
mal que por lo menos se consigue algo”.
No entiendo porque no acepto que la mediocridad mental sea
parte de nuestro acervo cultural, jamás pensé que hubiera tantos estúpidos en
Venezuela y para mi queda demostrado por el apoyo que todavía a estas alturas
del fracaso al menos la mitad o quizás la mayoría sigue pensando que este
gobierno ha realizado algo bueno y que entes externos e internos no lo han
dejado desarrollarse como lo desea. No quieren o no queremos ver por la ceguera
que solo da la estupidez que este gobierno no tiene la menor intención de
mejorar ni de hacer nada en pos del desarrollo humano, industrial y tecnológico
de la nación, es un gobierno que estimula la ineptitud y la incapacidad, que
quiere solo destruir el destartalado parque industrial, la mediocridad es el
nuevo valor del nuevo hombre, este gobierno como todos los gobiernos de corte
comunista (que creyendo seguir los postulados de Marx han mal interpretado por
su poco nivel de entendimiento que la destrucción que habla Marx no es de la
sociedad como tal y mucho menos el aparato productivo de un país) buscan una
población que no levante la cabeza, que tenga quebrada la voluntad de
superación, un ser que solo espera que le den patadas y aún así lo agradece, un
grupo humano incapaz de tomar cualquier decisión a menos que alguien de
“arriba” les indique por donde caminar, unos arrastrados de cuerpo y alma como
folklóricamente se diría. Este gobierno predica y practica el tercermundismo,
el subdesarrollo, la marginalidad espiritual y mental, se alimenta de lo más
miserable del ser humano encontrando un caldo de cultivo en nuestra mediocridad
cultural que es en fin lo que nos identifica como venezolanos. El éxito que han
tenido los promotores del amasijo informe del llamado socialismo del siglo XXI se
lo debemos en buena parte a nuestra viveza criolla considerada como uno de los pilares
de nuestra cultura; porque por vivos somos como una veleta que se orienta según
de donde vengan los vientos, ayer adecos, antes de ayer copeyanos hoy chavistas
siempre buscando un acomodo individual sin importar las consecuencias ni
considerar a nuestros vecinos ni compañeros.
Ya lograron quebrar la voluntad de la mayoría de los
venezolanos creando un ejército de borregos que no se dan cuenta de que todo lo
que está sucediendo en el País no es obra de la casualidad, ni cosas del
destino, ni de las influencias de entes invisibles híper poderosos que mueven
hilos etéreos para alterar la economía y al clima y mucho menos la mala suerte.
Ya los borregos están condenados y los pocos que aún no pensamos como
tercermundistas y creemos en la superación personal y colectiva como Nación nos
toca hacer algo al respecto y no quedarnos con los brazos cruzados esperando
que nos borregicen por que está arto demostrado que este tipo de sistema de
corte socialistoide mezclado con comunismo nunca mejoran si no que empeoran
llegando a la destrucción total de todo. Por esta razón es que les digo a mis
coterráneos que aún nos falta mucho para tocar fondo pero sí tocaremos fondo si
esperamos que otro nos venga a salvar o si solo nos limitamos a orar.
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