LUNA VIEJA EN BRAZOS DE LA
NUEVA
Un fenómeno para disfrutar
El vivir en la ciudad junto con el agobio y agite del día a día no nos
percatamos que hemos perdido una parte de nuestra libertad, la libertad de
estar en comunión con la naturaleza, la libertad de disfrutar y maravillarnos
frente a los fenómenos naturales que regocijarían a nuestro espíritu con un
momento de asombro, tranquilidad y meditación.
Hay estampas de nuestra infancia que por algún motivo se graban con
fuerza y siempre están allí pendientes de surgir cuando la oportunidad se
presente. Mi primer encuentro con el fenómeno celeste denominado “Luna vieja en
brazos de la nueva” fue alrededor de los 11 años cuando hojeando un tomo sobre
las maravillas del universo de “Las llaves del saber” (1935), regalo de mi
abuelo a su hijo, me topé con una obscura imagen y una breve explicación del
fenómeno. Desde entonces esa frase “luna vieja en brazos de la nueva” nunca me
abandonó, saltando a mi mente cada vez que se presenta la oportunidad. El
trajín de la vida y el curso de nuestra existencia nos van robado también la
capacidad de mirar el firmamento, de gozar del cielo y disfrutar sus encantos.
He comentado en otra oportunidad que el cielo de Ciudad Guaya es un
cielo turbio, brumoso que opaca el esplendor de los cielos nocturnos, oculta
los amaneceres y a los ocasos, sin embargo eventualmente tomándome un descanso
echo un vistazo al cielo y teniendo uno de esos extraños momentos de diafanidad
sorprendente admiro el espectáculo que ofrece el cielo.
El ocaso del 27 de noviembre fue un atardecer particularmente limpio a
pesar de la presencia de varios nubarrones turbios. El cielo me ofreció un
hermoso espectáculo con una estilizada luna nueva sobre la cual tenuemente se
dibujaba con un resplandor rojizo el resto del disco lunar, que para rematar
estaba acompañada de cerca por la rutilante estrella de la tarde, el planeta
Venus. Fue un hermoso momento que compartí con mis seres queridos.
Ese disco pálidamente iluminado es la luna “vieja” que parece sostenida
por la delgada luna “nueva” y da origen a la expresión “Luna vieja en brazos de
la nueva”.
El fenómeno fue explicado por Leonardo Da Vinci y lo que vemos es el
lado obscuro de la luna iluminado por el reflejo de la luz del Sol en la
Tierra.