sábado, 25 de junio de 2011

LENTES PROGRESIVAS…… ¡MÁS MITO QUE REALIDAD!

LENTES PROGRESIVAS…… ¡MÁS MITO QUE REALIDAD!

Siempre había escuchado maravillas de las lentes progresivas, particularmente por parte de las ópticas (ventas de lentes) y de los fabricantes de este tipo de cristales y nunca me preocupé por indagar sobre los mismos.

No soy optometrista ni óptico, pero la óptica es un tema que me apasiona, a tal punto que de muchacho tallé y pulí varias lentes a partir de vidrio de ventana obteniendo resultados sorprendentes con la “tecnología” disponible en manos de un joven de 16 años hace ya 36 años, también esta curiosidad que compartí con mi hermano nos llevó a realizar experiencias y pruebas ópticas dentro de nuestras posibilidades destacándose el desarrollo de un potente microscopio de proyección con el cual logramos proyectar sobre una pared a unos 2 metros del objetivo de nuestro prototipo una célula del hollejo de cebolla, alcanzando el tamaño de unos 4 centímetros de largo aproximadamente. Experiencia que intentare reproducir en algún momento y compartirla en el blog.

A pesar que el tema es de mi preferencia sólo poseo los conocimientos adquiridos durante el bachillerato y lo poco que he leído sobre el tema, hasta este momento solo he compartido en el blog un par de pequeños ensayos referidos a la óptica, el espectroscopio por difracción y el caleidoscopio.

De un tiempo para acá mi vista se ha venido deteriorando (no es cansancio como quieren hacerlo ver las ópticas, por que si fuera así, al despertarnos en las mañanas descansados deberíamos de ver bien), particularmente para la visión cercana y no me ha quedado más remedio que recurrir a lentes o gafas correctivas para poder leer y hacer las actividades que requieran mucha atención y precisión de visión como el desarrollo de diseños mecánicos más o menos complejos en AutoCAD.

En mi última visita al oftalmólogo me prescribieron los valores de corrección para mis lentes, el oftalmólogo me convenció de las bondades y maravillas de las lentes progresivas de las cuales sólo poseía la información básicas de que eran estupendas con increíbles ventajas sobre las lentes convencionales bifocales y trifocales, ya que permiten una visión continua desde el punto próximo hasta el lejano sin experimentar “saltos” de las imágenes al pasar de una graduación a otra. Quise probar debido a mi actividad laboral que me mantiene aferrado a un computador unas 9 o 10 horas diarias realizando planos mecánicos para la industria en la cual trabajo. En teoría no tendría problemas en ver el teclado y la pantalla de manera cómoda.

Cual fue mi desagradable sorpresa al ponerme frente al computador con mis nuevos lentes progresivos y observar un teclado fuertemente distorsionado (distorsión barrilete) y con un ángulo de visión totalmente cercenado, fenómeno que observé también en la pantalla. Hice muchas pruebas con los lentes antes de ir a la óptica a poner mi queja, explicando que el campo de visión lateral es muy estrecho y más aún en la visión media, además de hay que mover mucho lateralmente la cabeza para poder trabajar y leer entre otras cosas.
Tanto el vendedor de los lentes como el oftalmólogo, insistieron que el problema era de adaptabilidad y que tenía que pasar una semana al menos con los lentes puestos para que “mi cerebro” se acostumbre a utilizar los lentes y de esta manera ver bien, dándome explicaciones que puedo catalogar de verdades a medias.

Una semana después los efectos de los lentes progresivos aumentaron en vez de disminuir ya que terminaba mi jornada de trabajo con los ojos cansados y con dolor orbital.

Mi visión se redujo a una estrecha ventana de manera que para leer una línea tan larga como esta, me veo obligado a mover la cabeza desde el inicio de la línea hasta el final, como si tuviera puesto una especie de gríngolas que no me permiten mover los ojos sino en un estrecho ángulo.

Una forma de visualizar los defectos de fabricación de las lentes es observar las distorsiones que se producen en una rejilla cuando la luz los atraviesa y/o con el reflejo de la misma en la superficie de los cristales. Con esta prueba de la cuadrícula he observado que todos los lentes fabricados con material plástico sufren distorsión en el borde producto de las tenciones creadas por la montura, mientras más barato es el lente mayor es la distorsión que se observa. Esta deformación de la rejilla en los bordes no se presenta en los lentes de cristal.

La fotografía siguiente muestra la rejilla vista a través de mis progresivos.


Puede fácilmente observarse la zona para la visión cercana, donde la lente posee su máxima potencia (+2 D), se aprecia también la línea vertical del progresivo y una especie de sombra que hace una “V” desde la zona de visión cercana a la lejana que es la parte superior del lente.

Esta zona sin corrección o marginal como dicen se puede visualizar mejor en la foto siguiente.


El trazo en rojo delimita la zona margina del progresivo.


La visión por debajo de las líneas rojas es borrosa, la lente no tiene una corrección definida, es la zona marginal. Resulta de este “defecto” de fabricación que solamente se dispone de un corredor estrecho para la visión, particularmente en la zona correspondiente a las distancias medias y un poco menos estrecha en la zona de visión cercana. El corredor es el causante de la reducción violenta del ángulo de visión.

Si uno de los ojos o ambos entran en la zona marginal se crea un desenfoque de las imágenes junto con una distorsión astigmática que se hace más pronunciado en las cercanías del punto de máxima potencia del lente.

Bajo las mismas condiciones realicé una comparación del campo de visión cercana de los lentes progresivos contra el campo del lente mono focal. Para el ensayo, la distancia del teclado fue de 45 centímetros y a la pantalla de 54 centímetros de los ojos, la distancia la tomé a partir del borde de la órbita del ojo del lado de la cien. La prueba del ángulo de barrido la realizo sin mover la cabeza, trato de medir lo que se conoce como visión fóvea o visión nítida.

El resultado de esta pequeña experiencia arroja los valores siguientes:

LENTES PRGRESIVOS:
·        Ángulo de visión en el teclado de 7º. (Unas 6 teclas)
·        Ángulo de visión en la pantalla de 14º. (Unas 7 palabras)

LENTES MONOFOCALES:
·        Ángulo de visón en el teclado: 37º. (Todo el teclado).
·        Ángulo de visión en la pantalla: 34º. (Toda la pantalla).

Con un ángulo de visión próxima de 7º en el progresivo, la zona del lente para la lectura debe tener un tamaño aproximado de algo más de 3,5 milímetros tomando una distancia ojo-lente de unos 3 centímetros aproximadamente, resultado que se confirma al observar la deformación de la rejilla en la zona de máxima potencia de la primera fotografía del lente progresivo, la rejilla es de 1x1 mm.

De esta experiencia queda clara la causa del estrecho campo de visión que se experimenta con los lentes progresivos.

A raíz de esto, me he tomado la molestia de observar con más atención a mis compañeros de trabajo reconociendo con relativa facilidad quién emplea lentes progresivos y quién no, la visión con gríngolas que obliga al usuario mover la cabeza de un lado a otro mientras lee una línea o trabajando en el computador, la mala postura al levantar la cabeza en exceso para ver la pantalla del computador son signos inequívocos del uso de progresivos, sin embargo basta con preguntarles sobre los lentes y dicen que ven de maravilla. Es un problema de los estándares de vida individuales, que lamentablemente parecen bastante bajos ya que estas mismas personas que dicen que ven perfecto lateralmente con un progresivo son los que dicen también que los CD de música quemados (piratas) suenan estupendo (calidad de audio) por mencionar un punto en particular.

Hoy por hoy las maravillas de las lentes progresivas no son más que un decir de mercadeo (publicidad engañosa) pues sólo funcionan parcialmente y los fabricantes confían en que las personas se “adapten” a las lentes progresivas cambiando hábitos a la hora de mirar el mundo, que se acostumbren a tener una pésima visión lateral a cambio de una (muy buena) ventaja vertical. Evidentemente, confían en un bajo nivel de exigencia por parte de los usuarios, caso que no comparto. Por otro lado el precio de las lentes progresivas es exagerado (3,6 veces el precio de un lente normal) para lo que prometen y más tomando en cuenta las dificultades y limitaciones que imponen para su uso. No me queda más remedio que reconocer que fui victima de la publicidad.

Personalmente pienso que a esta tecnología de fabricación (moldeado o tallado del cristal progresivo) le faltan al menos unos 20 años más si es que se logra dominar.