EXPERIENCIA COMO HERRAMIENTA.
La experiencia es la herramienta más útil que posee una persona para desenvolverse y resolver los problemas que el día a día le plantea. En el campo laboral su valor es incuestionable, no obstante la experiencia hay que saberla utilizar.
Por naturaleza, todos buscamos el camino del mínimo esfuerzo, es más fácil una actividad “mecánica” que emplear el razonamiento.
Si bien es cierto que la experiencia nos permite transitar por rutas que ya conocemos, que, aunque no sean las más eficientes nos dan seguridad y confianza, su uso indiscriminado sin ningún tipo de criterio nos puede llevar a callejones sin salida…… A veces nos sorprendemos al darnos cuenta de que hemos estado realizando los mismos pasos una y otra vez sin conseguir la solución esperada del problema y esto nos ocurre cuando nos basamos únicamente en nuestra experiencia, sin procesar o razonar lo que estamos realizando. De allí el fracaso de muchos profesionales a la hora de resolver una falla, se cierran en sus experiencias sin razonar los resultados y se obstinan en seguir el mismo procedimiento reiteradamente.
La experiencia se transforma en un sólido conocimiento de fondo al cual le echamos mano a la hora de resolver un problema, sin embargo, debe ser utilizada metódicamente y racionalmente como soporte o insumo en comunión con nuestra capacidad de razonar, observar y analizar; si no, la experiencia no es más que un acto mecánico parecido a un reflejo el cual no nos permitirá mejorar nuestro desempeño.
Un buen ejemplo que nos permite verificar que la experiencia sola no es suficiente, reproduciremos un ejercicio publicado por el Profesor Rodolfo Milani de la USB, en su libro “Diseño para nuestra realidad”, ejercicio que en principio es para mostrar los frenos en la creatividad, comulga perfectamente con el tema que estamos tratando. El ejercicio, consiste en dibujar un cuadrado y luego dividirlo en cuatro partes iguales, parece simple, pero ahora se le pide que encuentre diez maneras diferentes de dividir el cuadrado en cuatro partes iguales. Seguramente las dos primeras divisiones le surjan con extremada facilidad y luego se empieza a complicar el ejercicio, hasta el punto (tal vez consiga una tercera o cuarta manera) que no es capaz de conseguir otras maneras de obtener la división del cuadrado en cuatro partes iguales…
En la medida que se nos acaba la experiencia se nos hace más difícil la solución, hasta el grado en que la mente nos queda como el último cuadrado sin dividir, ¡EN BLANCO!, hasta acá nos acompañó nuestra experiencia, ¿y ahora?…… ¡TENEMOS QUE PENSAR!. En realidad existen infinitas maneras de realizar la tarea como lo demuestra el Profesor Milani en su obra.
Se dice que la experiencia son las vivencias de la persona, sin embargo la experiencia no puede ser resumida de manera tan simple, va más allá del vivir o de convivir y es más notable este cisma en el campo laboral.
Si bien, la experiencia está amarada a las vivencias, la misma debe ser un acto de entendimiento que nos permita tomar conciencia sobre las consecuencias de nuestros actos. Y es por ello que la experiencia posee una dimensión más amplia que el sólo hecho de vivir. Ya he comentado en otra oportunidad que no es lo mismo 20 años de permanencia en una empresa que 5 años de experiencia. Tenemos que emplear el intelecto para que esas vivencias tengan sentido y nos lleven a ser más efectivos en nuestro desempeño.
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