Efectivamente, si existe un instrumento rey, el órgano a tubos es el indicado para sustentar semejante título, basta con escuchar la fantasía en sol mayor (BWV 542) de Bach para estar claro de la polifonía, potencia y carácter de este instrumento.
En Venezuela existe una interesante muestra de los mismos, pero lamentablemente el común de los venezolanos desconoce su existencia al mismo tiempo que no forman parte de nuestra cultura musical.
En la excelente obra (editada por el CONAC 1.983) de Miguel Castillo Didier, Venezuela y el instrumento rey, el autor hace una breve exposición de organistas y órganos a tubos de la ciudad de Caracas, realizando también un inventario de estos fantásticos instrumentos en Venezuela. Si bien, en general nuestros órganos son de dimensiones modestas, forman parte de nuestro acervo cultural y patrimonio histórico, por tal razón debería de existir una política de restauración y mantenimiento de estos instrumentos, tal como lo sugiere Miguel Castillo en su obra.
Hojeando el libro salta a la vista el estado deplorable de los instrumentos más antiguos por la falta de mantenimiento y por el acto vandálico producto de la ignorancia.
De los órganos descritos en la mencionada obra, personalmente he tenido la oportunidad de entrar en contacto directo con el órgano de la Catedral de Caracas, el órgano de la Catedral de San Francisco y los restos del órgano de la iglesia de San Sebastián de los Reyes. De este último escribiré un poco, ya que se trata de uno de los pocos instrumentos de factura Nacional construido con materiales locales y con algo más de 120 años de antigüedad.
Se sabe de la existencia de un órgano en la iglesia histórica de San Sebastián de los Reyes al menos desde 1.783, no obstante, este instrumento “desapareció el siglo pasado” según lo escrito por Miguel Castillo. El instrumento que puede apreciarse hoy en día es de 1.886, fabricado por Juan Vicente de la Torre, de acuerdo a la información disponible. Este instrumento constituye una de las escasas muestras de ebanistería y organeria Venezolana.
Para la fecha de edición del libro (1.983), el órgano de San Sebastián de los Reyes estaba totalmente deteriorado, mostrando únicamente algunos tubos de metal todavía en sus puestos, el mueble y los tubos de madera, que se fabricaron con cedro amargo, están en buenas condiciones, evidencia esta de la nobleza de nuestras maderas.
Tuve la oportunidad de visitar dos veces al órgano de San Sebastián de los Reyes (con el permiso de la casa parroquial). Para el año de 1.993 la fachada del órgano no mostraba ningún tubo instalado, los presentes, solamente de madera estaban arrumados dentro del mueble. El mueble estaba ubicado en la coral de la iglesia muy cerca de la ventana, expuesto a las inclemencias del clima. Uno de los tubos lo sople, emitiendo una agradable nota, que el tiempo no ha podido corromper.
Tuve la oportunidad de visitar dos veces al órgano de San Sebastián de los Reyes (con el permiso de la casa parroquial). Para el año de 1.993 la fachada del órgano no mostraba ningún tubo instalado, los presentes, solamente de madera estaban arrumados dentro del mueble. El mueble estaba ubicado en la coral de la iglesia muy cerca de la ventana, expuesto a las inclemencias del clima. Uno de los tubos lo sople, emitiendo una agradable nota, que el tiempo no ha podido corromper.
La segunda visita, realizada a finales de 1.994, el mueble estaba reubicado en un mejor lugar en el coro de la iglesia, los tubos lo encontré dentro de una habitación al lado del campanario, en un triste intento de almacenarlos y resguardarlos, las imágenes son elocuentes.
Al contemplar los restos del instrumento centenario en ese estado de abandono, el sentimiento de congoja y desolación que embargan al observador no tiene descripción, lo que viene a la mente son interrogantes sobre nuestro comportamiento como venezolanos. ¿Por qué somos así?, ¿por qué no tenemos amor para cuidar y preservar las cosas buenas que tenemos y hacemos los venezolanos?, ¿por qué ese afán por destruir?, preguntas estas que no tienen una respuesta razonable.
Aunque no tuve la oportunidad de investigar directamente, uno de mis hermanos hizo algunas diligencias con la finalidad de llamar la atención sobre este patrimonio histórico, el resultado fue lamentable: “la lástima es que no hay interés de nadie en rescatarlo; las dos veces que pregunté a gente que podría estar interesada, gente que se mueven en el círculo de la música clásica aquí, no hubo mayor respuesta”.
Es triste que esto ocurra con objetos de gran valor histórico y me uno a la voz de Miguel Castillo exhortando que los órganos centenarios sean declarados patrimonio cultural de nuestra nación y de esta manera elaborar un plan para reconstruirlos para el disfrute de todos y de las futuras generaciones.
El mueble y buena parte de los tubos de madera han sobrevivido a las personas de mala voluntad y a las inclemencias del ambiente, son un testimonio silencioso de nuestra dualidad como venezolanos, por un lado muestra uno de nuestros rasgos más negativo y por el otro, que los venezolanos SI QUEREMOS PODEMOS hacer las cosas con calidad mundial (de esto hay más que evidencias) además de mantenerlas. Tenemos que internalizarnos la idea de que SI somos capaces. Hay que entender que la historia de un país no está solamente en la política, está en sus personajes ilustres o no, que han creado nuevos conocimientos y demás avances en las diferentes ramas del desarrollo cultural, social, tecnológico y científico.
Triste y lamentable, pero es nuestra realidad.Los venezolanos no queremos al país ni a nada, ni a nadie, sólo lo material, lo fácil.Así queremos ser socialistas, demócratas, políticos, forjadores de libertades y pare usted de contar, cuantas sandeces, no tenemos remedio.
ResponderBorrarEl órgano de San Sebastián de los Reyes que muestras tiene potencial, deberia ser restaurado, ya que, al ser un órgano de la epoca "colonial" fue realizado por personas de no muy grandes conocimientos acerca de organería, por lo que es de facil reparacion, es mas puede ser restaurado por cualquier persona,en mi país (Argentina) poseemos un órgano de similares caracteristicas restaurado hace muy poco tiempo llamado "El órgano colonial de la Catedral de Buenos Aires".
ResponderBorrarBuen dia J. Fernando. Un gusto en saludarte. Soy un descendiente directo de Pedro Josef de Osío y Acosta, quien fuese uno de los más grandes organistas en la colonia. Llegué aqui tratando de rastrear y ubicar el legado de los organeros de la colonia y su trabajo. Nada fácil estando miles de km de Venezuela. Leer tu escrito me conmueve y tambien motiva a tratar de poner granos de arena. Hay que educar sobre muchos y otros aspectos de nuestra sociedad y sus orígenes, ahí estará el vehículo para sentirse orgullosos e identificados con lo nuestro. Recibe un cordial saludo. J.B.Osío
ResponderBorrarGracias por tus palabras
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